sábado, 11 de julio de 2015

XI Pregón de la Virgen del Carmen, de Arroyo de la Miel (Benalmádena)


Parroquia Virgen del Carmen durante el acto del pregón
               Texto íntegro de la exaltación ofrecida en la Parroquia Virgen del Carmen, de Arroyo de la Miel (Benalmádena - Málaga), cuando eran las nueve de la noche del viernes 10 de julio de 2015, con motivo de los actos y cultos  programados para conmemorar la festividad de Nuestra Señora del Carmen, organizados por la Asociación de Fieles de dicha Imagen.


El pregonero en acción
Virgen del Carmen y divino Niño Jesús, heme aquí, en este Sagrado Lugar, vuestra Casa, rodeado por los hermanos y devotos de siempre y también nuevos, los cuales, como ya sabéis, han querido que sea yo el atrevido de turno que ponga sentimientos y palabras para así testimoniar pública y humildemente la celebración, un año más, de vuestros solemnes cultos.

Virgen del Carmen
(Arroyo de la Miel - Benalmádena)
       De sobra conocéis, Señora y Criatura Divina, que mis vinculaciones al mundo de quienes ambos sois patronos se ciñen a meras vivencias particulares, nada extraordinarias, como cualquier otro simple malagueño enamorado de nuestra bahía… Que buena parte de mis raíces, para colmo, agarraron tierra adentro, en el blanco pueblo de Casarabonela, si bien, desde aquel imponente mirador de “Los Pollos” (¿verdad, Mª Carmen Florido?), en la pendiente de Sierra Prieta (en plena Serranía de Ronda), se tiene la milagrosa suerte de divisar un cachito de mar nuestro en el lejano horizonte, llegando hasta allí los aromas de marismo como si de la bocana de un puerto se tratara.
Casarabonela (Málaga)
NO SOY QUIEN PARA ESTE HONOR

         No. Confieso Virgencita y Niño Dios que yo no tengo mérito alguno para ser vuestro pregonero. Seguro que hay aquí un montón de buena gente, bastante más ligada a los barcos y a los mares, en cuyos corazones habitáis de una manera real y viva. Que a lo sumo, como mucho, éste que os habla puede ser seguramente un osado aprendiz de cenachero, peatón y callejero, que con los pies en suelo firme va a tener la imprudencia de pregonaros y de ofreceros unos supuestos cenachos que ojalá se llenen de bellas sensaciones y de sincero amor. Que mi imaginario “pescaito”, antaño “pregonao” algo así como:

Cenachero (Principios de siglo XX)
“¡Asómate vecina. Que hoy llevo jurelitos, sardinitas y boqueroncitos de plata fina!”

Este imaginario “pescaito” -como digo- será esta noche una pobre mercancía de reflexiones y de expresiones para cumplimentar, lo mejor posible, esta comprometida responsabilidad que vuestros fieles, todos vosotros, me habéis hecho el honor de encomienda.

       Sin embargo, pese a mis escasas relaciones marineras, ello no impide que la Virgen del Carmen ocupe un cariño especial dentro mi. Y este cariño no es sólo porque su imagen haya estado siempre latente en los nostálgicos recuerdos de años pasados, cuando desde cualquier rinconcito de nuestro litoral cada 16 de julio se hace Ella a la mar, como auténtica surcadora de travesías humanas, para pescar, bendecir y rescatar a nuestros corazones.

  ¡Qué tiempos aquellos de aguas más cristalinas y de pesqueras más abundantes!


LAS REFERENCIAS DE LOS MIOS


Infante de Marina
     Por la gracia de Dios, yo, como cualquier otro ser de este mundo, soy hijo de mis padres, hermano de mis hermanos y nieto de mis abuelos. Y en este sentir, además de testimoniar mis afectos por mis hijos Solete y Francisco, por mi mujer Marisol y también por la decana de la familia, la abuela Sole, no puedo pasar por alto que nuestra Virgen le dio su nombre a mi única hermana Mari Carmen (siempre llena de atención y cariño) y también a mi inolvidable "lela" Carmen, la cual tiempo hace que la Reina de los Mares la tiene bajo su protector manto, al igual que muy recientemente pescó a mi madre Loli (regazo eterno de alegría, ternura y amor), así como años atrás se hizo con el más fiel de los Infantes de Marina, que fue mi padre Paco, cuya abigarrada voz siempre estuvo dispuesta para entonar la tradicional Salve Marinera. 

       Y también a ti. Apreciado Carlos. Tus palabras hacia mí, exageradas y llenas de bondad, han puesto de manifiesto que mucha gente como yo tenemos la maravillosa fortuna de gozar con tu amistad y también de profundizar con tu magisterio cristiano. Haber sido presentado por ti es algo que me llena de orgullo y por tanto el vocablo “gracias” esta noche se queda pequeño para reconocértelo. Que la patrona de Fuengirola, la Virgen del Rosario, a la cual custodias en su propio templo siendo su privilegiado guardés, como la Virgen de la Cruz, patrona de nuestra Villa, e igualmente nuestra Imagen del Carmen, que todas en común te sigan bendiciendo a ti y a tus feligreses en la vecina localidad costasoleña.

Ntra. Sra. de la Cruz
(Patrona de Benalmádena)
         Y naturalmente, también he de agradecer a la ya veterana Asociación Pública de Fieles Virgen del Carmen (con casi treinta años de existencia), a su director espiritual, Gonzalo Martín (modelo de sacerdote dinámico y actualizado), así como a su presidente Salvador Zaragoza (hombre de entrega y bondad) y miembros de la Junta de Gobierno (entre ellos, especialmente, a José Luis Moreno y a su hija Ana María) he de agradecer -repito- el alto honor y la comprometida apuesta que sobre mi modesta persona dispusieran para que yo ayude esta noche a tirar de nuestro hermoso y abundante copo de fe benalmadense en este “rebalae” carmelitano donde nos encontramos.


CENACHERO Y PREGONERO


D. Antonio Martín González "El Cura" (q.e.p.d.)
         Pues bien. Con el consabido permiso de la referida autoridad eclesiástica e igualmente de nuestro Señor Alcalde y componentes de la corporación municipal, así como de otras representaciones institucionales, de las hermandades y cofradías locales (de pasión y de gloria) y de cuantos demás colectivos conforman la vida social de Benalmádena y aquí se encuentran presentes… En definitiva, con la venia de todos ustedes, señoras y señores, es hora ya de procurar ser marengo de la palabra y, al igual que cualquier cenachero, pregonar y ofrecer en esta hermosa Iglesia, que toda ella es un impagable logro del nunca olvidado cura D. Antonio Martín González (primer apóstol permanente que tuvo Arroyo de la Miel, además de cofundador de nuestra Asociación y, que esperemos, muy pronto tenga el merecido monumento público y popular que perpetúe su memoria), es hora ya -como digo- de desahogar mis insignificantes vivencias marineras. Unas experiencias cargadas de recuerdos, de sensaciones y en las que un lejano lugar, en pleno Oriente Próximo, dejó honda huella en mi sentir por las mujeres y los hombres del mundo de la mar.


Centro urbano de Arroyo de la Miel
en la década de los años sesenta
       Sí, queridos  amigos, bien es cierto  que Dios y su Madre,  con su precioso Hijo,  están en todas las  partes y en todos los  corazones. Que para  tenerlos cerca de  nosotros basta con la  oración y con la fe. Pero también es verdad que, a lo largo de los tiempos, la historia de la cristiandad ha estado marcada por enclaves selectamente elegidos. Jerusalén, Roma, Fátima, Lourdes, El Rocío… Decenas de sagrados sitios, repartidos por toda la geografía terrenal, en los que se testimonia la presencia o cualquier otra manifestación de la Divinidad. Y uno de estos puntos es, sin duda, el sagrado Monte Carmelo.

Monasterio/Santuario de Ntra. Sra. del Monte Carmelo (Haifa - Israel) 
         Verán ustedes… En dos ocasiones he tenido la suerte de visitar este imponente cerro, situado en el otro extremo del Mediterráneo, en Tierra Santa (Palestina) al “laito” de la ciudad judía de Haifa.

FARO DEL UNIVERSO

     Desde antes de la llegada del Salvador a nosotros, santos profetas hebreos como Elías y Eliseo, y después viejos eremitas hasta la fundación de la Orden de Hermanos Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, proclamaron aquel paraje, de casi setecientos metros de altura, como Faro del Universo para irradiar la luz de la Virgen en forma de “Stella Maris”.

Allí, entre legendarias grutas, mirando al mar, se encuentra nuestra primitiva Virgen del Carmen, imagen igual -aunque, eso sí, algo más grande- que la que aquí veneramos. Recibiendo cada día a miles y miles de peregrinos y sintiéndose Ella y su Niño Jesús receptores de todas nuestras emociones marineras. Pero también son destinarios del sentir de tierras adentro, tal es el ejemplo cercano del serrano pueblo de Cañete La Real, con su Monasterio del Santísimo Sacramento, en el que desde hace cuatro siglos las benditas Madres Carmelitas no paran nunca de rezar para bien de todos nosotros. ¡Ellas son igualmente faros que con sus enclaustradas oraciones iluminan nuestras sombras!  
Madres carmelitas del monasterio de clausura del
Santísimo Sacramento (Cañete La Real - Málaga)
         Pero volviendo a Oriente, reconozco que el lejano Monte Carmelo propicia la reflexión y, por tanto, no es de extrañar que aquel enclave situado en la antípoda de donde nos encontramos fuera especialmente escogido por Nuestra Señora para presentarse ante nosotros como Reina de los Océanos. Allí, por donde nos sale el sol cada mañana, siempre habitó la meditación y la oración de quienes proclamaron antes, durante y después que María, la biennacida en Jerusalén, hija de San Joaquín y de Santa Ana, sería luego la escogida para encarnar por obra y gracia del Espíritu Santo al Hijo de Dios.

LA VIRGEN, EL NIÑO Y YO

         Y hablando de reflexiones, queridos fieles me vais a autorizar que os narre unas íntimas confidencias que mantuve en aquel remoto santuario carmelitano entre la Virgen, el Niño y mi humilde persona.

         Resulta que a casi todos nos pasa lo mismo. Cuando por cualquier circunstancia estamos muy distantes de nuestro entorno, de nuestra ciudad, de nuestra gente, se produce dentro de nosotros una curiosa sensación que hace que valoremos y que apreciemos todavía más las cosas cercanas, propias y auténticas. Tu familia, tu casa, tus amigos, tus tradiciones, tus comidas, tus gustos, tus manías… ¡Todo ello es lo mejor que hay y que se quite lo demás! Es decir, el sentimiento patrio sale a flor de piel y es entonces cuando uno llega a decir cosas como ¡Viva Málaga la Bella con su Costa del Sol! o esta otra conocida expresión de ¡Cómo se vive en España, miren ustedes, no se vive en ningún otro sitio! A que sí?

Santa María del Monte Carmelo en el altar
                mayor de su santuario (Haifa - Israel) 
  Recuerdo que durante la segunda y última ocasión que estuve en los Santos Lugares (en compañía de Marisol, mi mujer, y de un nutrido grupo de conocidos) encontrándome allí “perdio”, “hartito de caló”, a lo menos diez mil kilómetros de distancia, en aquel paradisiaco y árido monte rodeado de agua y haciéndome a la idea de la clase de vida que debieron llevar los pobres eremitas o ermitaños en las cuevas que nos enseñaban los guías de turno, me dio por preguntarme si aquella originaria imagen de la Virgen del Carmen, la cual presidía en su camarín el altar mayor de un sencillo templo, sabría algo sobre las muchas e históricas vinculaciones, cultos y costumbres que tenemos los malagueños, los del otro lado del Mediterráneo, hacia Ella y también para con el universo de todo lo marino.

          De pronto se me vino a la cabeza un sinfín de cuestiones y, como si fuera arte de magia o puro milagro, mi imaginación se extrapoló hasta aquí y comenzaron a surgirme argumentos y escenas de nuestra tierra y de nuestra gente.

La Farola (Puerto de Málaga)
Por ejemplo,  a aquella Virgen  le dije primero  que en mi  provincia tenemos  unas cuantas  imágenes como  Ella y que desde  hace una “jartá” de tiempo -siguiendo la costumbre de muchos otros sitios- la nombramos patrona de nuestros “pescaores” y marineros… Que nuestro cachito de “Mare nostrum” es tan devoto de Ntra. Sra… Es tan mariano, que hasta al faro principal que alumbra y guía a los barcos en la bahía malacitana le pusimos género femenino y, como en ninguna otra parte del mundo, aquí lo llamábamos “Farola”… Que los que nacemos en este lugar somos tan “enamoraos” de la mar que eso de ser sólo malagueños, arroyeros o benalmadenses, a palo seco, era algo simplón y que, por tanto, había que remojarlo con las salerosas olas de nuestras inmejorables playas para así apodarnos con el sobrenombre de “boquerones”.   
   
NUESTRA JABEGA Y NUESTRO COQUINERO

Plaza de la Parroquia Virgen del Carmen
               (Arroyo de la Miel - Benalmádena)
          También le conté a aquella Virgen del Carmen que en este Mediterráneo nuestro, para cuando Ella quisiera venir, que no se preocupara por el alojamiento porque aquí en Benamádena tiene Parroquia propia, grande y con amplia explanada fuera para que su travieso chiquillo pueda “correteá” sin ningún tipo de peligro con los otros nenes de la redonda... Que tuviera “cuidaito” con el dormir del Niño porque, de vez en cuando, alguna que otra sirena de los barcos amarraos en nuestro estupendo Puerto Deportivo se hacen sonar de manera inesperada y no es bueno que “Jesusito” se despierte con el corazón “encogío”... Que si quisiera darle un paseo a la Criatura por nuestras aguas, embarcaciones no le iban a faltar, ni acompañantes para navegar… Que en nuestro litoral tenemos el privilegio de conservar la más antigua barca de pesca del “Mare Nostrum”, la jábega que, junto con el coquinero “Torremolinos”, son como auténticos tronos procesionales de nuestros mares.
Coquinero "Torremolinos" con la Virgen del Carmen embarcada
             en Capitanía del Puerto Deportivo de Benalmádena

Y cuantas más cosas le contaba de nuestra tierra a aquella Señora del Monte Carmelo, muchas más aparecían en mi mente. Me acordé, como era “obligao”, de los chanquetes y de los demás “pescaitos” chicos. Le dije a Ella que nuestra bahía era también como una verdadera Madre porque en sus aguas nacen y se crían numerosas especies marinas que luego se reparten por otros océanos. Y que no se extrañara si al trasluz del día o de la noche observara un plateado especial en el color de nuestro mar. Que esa argenta era la plata viva, resplandeciente y sabrosa de los jureles, sardinas, boquerones y de muchos otros pescados haciendo piruetas y cabriolas entre el suave y templado oleaje de nuestros roqueos y cálidas playas.

UNA NANA MARINERA

Y, naturalmente, al Niño Dios también le conté que si en nuestra Costa del Sol se aburría, entre tantas sensaciones y emociones de los mayores, y que si al mismo tiempo era un chiquillo bueno, obediente y tranquilito, lo llevaríamos alguna que otra tarde al rebalaje más próximo. Allí jugaríamos con los revolcones de las olas y nos llenaríamos de espuma blanca, sin hacernos “ahogaillas”, claro que no. Cogeríamos, eso sí, con mucha suerte de por medio, algunas escurridizas coquinas con las propias manos… Construiríamos castillitos de arena en la orilla y hasta haríamos un bonito sonajero con los nácares, conchas y chinillos que encontráramos a nuestros pies para que luego la Virgen se lo diera como entretenimiento y después lo acurrucara y lo durmiera cantándole una sentida nana por malagueñas. Una nana que podría ser algo así como:

La Madonnina (Roberto Ferruzzi, 1896)
 “Ea que ea, criatura divina.
Aquí te has puesto más morenito que en Palestina.
En mis brazos te tengo agotao y falto de sueño.
¡Hay que ver cómo nos quieren estos malagueños!
Ea que ea, tierno lucero.
¡Qué juguete más lindo este sonajero!
Duerme tranquilito mi Niño Dios.
Que en Arroyo de la Miel ya la luna brilla porque hace rato que se acostó el sol”.

LOS HOMBRES DE LA MAR

       Pero, no. No creáis que me olvidé en este singular cenacho carmelita de sentimientos marengos de referirle también a aquella Virgen cómo eran y cómo son nuestras mujeres y nuestros hombres de la mar: pescadores del sustento, buzos y submarinistas de lo arriesgado, tripulantes y vigilantes de sacrificados rumbos, navegantes de ensueños… Seres bronceados por la solana, el salitre y los sudores del trabajo o del puro placer. Gente sencilla que se afana en la fatiga marinera y que, pese a los temporales de levante, de poniente y de otros vientos de tierra adentro, sale adelante con la traiña, con su barca o chalana, con el arrastrero, con el mercante o petrolero, con el trasatlántico de pasajeros, con el buque de guerra, con el remolcador, con la lancha de vigilancia costera o de salvamento, con el velerillo de turno o la embarcación de ocio y recreo… Toda una variada y numerosa flota naviera de diversa labor para bregar con los mares y donde Ella -miren por dónde- siempre está presente a modo de metopa, postal o de fotografía en camarotes, salas de máquinas, puentes de mando y en lo más hondo de los corazones “embarcaos”.

Submarinistas presentan una imagen de la Virgen del Carmen "La Chiquita" sumergida
               en el muelle de atraque del Club Náutico del Puerto Deportivo de Benalmádena 
          Si… Convencido estoy que la Virgen es el eterno salvavidas de cuantos marinos han desaparecido entre las aguas de los océanos y hoy, todos ellos, seguro que han de formar parte de una escogida tripulación celestial navegando con el mejor de los rumbos sobre su hospitalario manto, que es como una red que nos pesca para la Vida Eterna, gracias a la divinidad de su escapulario… Escapulario que es como un auténtico y sagrado “cuaderno de bitácora”, que siempre nos salva en caso de naufragio existencial.       


Escapulario carmelitano
Fueron tantas las cosas que le conté a aquella lejana imagen de Nuestra Señora del Carmen que también le hice saber que cada dos por tres, miles de personas provenientes del norte y centro de Africa intentan cruzar en frágiles embarcaciones el Estrecho que nos separa, buscando el ansiado progreso, si bien, muchos se topan con la dramática tragedia de arriesgar o de incluso perder sus vidas en el intento… Que en Semana Santa, nuestros tronos procesionales son como buques de oro o de plata que navegan entre mares humanos con toques de campanas de barco-crucero y con la cadencia rítmica del paso  marinero… Que incluso los niños, cuando aquí hacen la primera comunión, los vestimos de marinos y hasta de almirantes… ¡Vamos! Para colmo, le dije que queríamos y que nos gustaban tanto las cosas de la mar que no había feria de barrio o de pueblo donde faltasen las típicas barquillas "subibajas" y las “mareantes” olas circulares…  

MAR DE AMORES

         ¡Ay Señor! ¡Qué recuerdos estos del Monte Carmelo y de la Málaga boquerona de mi alma! ¡Quién me iba a decir a mí que, años después de aquel feliz encuentro con aquella remota Virgen, estaría yo aquí hoy contando en esta suntuosa Iglesia del Carmen buena parte de mis confidencias personales!

         Seguro que, en el fondo, lo habrán querido Ella y su Divino Niño por medio de la Asociación de Fieles que en este Arroyo de la Miel los veneramos y que ya prepara sus galas mayores de cara al próximo 16 de julio, con motivo de la tradicional procesión terrestre-marítima.

Salida procesional de la Virgen del Carmen desde su
               sede parroquial en Arroyo de la Miel (Benalmádena)

         Desde el imaginario astillero de esta espaciosa parroquia, como si fuera un flamante galeón plateado, el trono de Nuestra Señora del Carmen enfilará camino abajo siendo escoltada por una comitiva que siempre tendrá rumbo puesto en el Sur y con un destino final en el Puerto Deportivo. Y así, pasito a pasito, con campana marinera marcando la marcha, nosotros la iremos enseñando a quienes salgan a nuestro encuentro (vecinos, visitantes y turistas) que, con la emoción a flor de piel, le darán gracias por el favor otorgado o renovaran una nueva petición de salud, trabajo o incluso amor. Ella sabe mejor que nadie de nuestras necesidades y desvelos. En Ella nos podemos socorrer todos.  

LLEGAR A BUEN PUERTO

Puerto Deportivo de Benalmádena
Pero también la Virgen se echará a la calle el jueves que viene hasta llegar a buen puerto para aquellos otros de los nuestros que, desde fechas más o menos recientes, ya descansan gracias al redentor escapulario carmelitano que su Imagen siempre nos ofrece.

Y aquí, en este sentimental momento, cada uno es muy libre de recordar a esos seres queridos que nunca dejaremos de echar en falta. Si me lo permiten, yo no puedo olvidarme de los míos ausentes antes citados (incluyendo al abuelo Juan y a la abuela María), aunque también quiero tener un recuerdo especial para buenos benalmadenses que sembraron honda huella en mi corazón como fueron el mismísimo D. Antonio “el cura”, y últimamente Luis Bonel o Bernardo Sánchez…        

Apreciados amigos. No tengo más que expresar. Admito que esta privilegiada responsabilidad me ha embargado, me ha emocionado y, para concluir, solo me resta elevar la siguiente plegaria personal a Nuestra Señora diciéndole...
Virgen del Carmen
            (Arroyo de la Miel - Benalmádena)

“Que Dios te salve Reina de los Mares.
       Imagen morena impregnada de salitres, jazmines y azahares.
 Que Dios te salve Madre de Palestina.
 Eres tan guapa como las mujeres malagueñas. Arroyo de la Miel contigo vive, se enamora, siente y sueña.
       Que Dios te salve Aurora de la mañana.
       Entre Maro y Manilva, aquí en Benalmádena tu eres la “nao capitana”.
       Que Dios te salve María, Faro de nuestro Puerto y de nuestra hermosa bahía.
       Cuando navegas por la noche se hace la luz del día.
       Que Dios te salve Virgen del Carmen.
       Y las maromas de nuestros corazones y barcos a tí se agarren y siempre se salven”.

                                  Que Ella y el Niño nos bendigan.
Muchas gracias por la atención.
    Y queridos Enma y Junior...
Va por vosotros y también por todos...
¡¡¡Viva la Virgen del Carmen!!!


EL PREGÓN SE PUEDE VER Y ESCUCHAR DE MANERA INTEGRA ACCEDIENDO A TRAVÉS DEL SIGUIENTE ENLACE YouTube
https://youtu.be/2kHA6qSUquA


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