sábado, 23 de febrero de 2013

La sabiduría de Gonzalo Fausto

¿Cuántos Gonzalo tenemos en el alrededor más cercano? ¿Cuántos niños, muchachos e incluso adultos se están perdiendo, nos estamos perdiendo la útil sabiduría de nuestros mayores? ¿Cuánto potencial humano venimos desaprovechando porque la “moderna” sociedad no tiene en cuenta ni se plantea la eficiencia que siempre pueden prestar sus seres más veteranos? Nunca como ahora la Humanidad ha dispuesto de tanta materia prima propia, de tanto conocimiento y experiencia de cara a afrontar y a superar sus permanentes retos de bienestar.

La sabiduría es algo que muy pocas personas jóvenes o maduras de mediana edad atesoran. Suele ser fruto de los conocimientos y de las experiencias que se han ido adquiriendo a lo largo del paso de los años, de ahí pues que el ser “sabio” se prodigue más en los hombres y mujeres que alcanzan cierta longevidad en su existir. Una gran parte de nuestros mayores -siempre en función del consabido estado de salud mental o física que se pueda tener-, conforman un amplio sector social con un enorme potencial de sapiencia que, lamentablemente, no es aprovechado en estos tiempos por las generaciones que les suceden. Si uno de los trascendentales avances del progreso en general y de la medicina en particular se determina con el paulatino aumento de la esperanza de vida de la población (82 años en España) (http://xurl.es/p72sb), no llego a entender entonces por qué la sociedad no se beneficia, no echa mano del manantial de valiosos recursos que sin lugar a dudas pueden aportar nuestros llamados “abuelos”.

MAS  EDAD,  MAS  SALUD  Y  MAS  CULTURA

         En épocas pasadas, cumplir en el calendario los sesenta ó setenta abriles y gozar a la vez de buenas facultades se consideraba como todo un mérito de la naturaleza y, por consiguiente, las personas que alcanzaban este hito vital eran muy pocas. Además, el nivel cultural o educativo de la población de antaño no solía tener, salvo raras excepciones, elevada altura y ello dificultaba también su útil encaje con la generación posterior que seguro estaría intelectualmente más “preparada” (http://xurl.es/eec4p). De tal manera, una buena porción de los avances de la “modernidad” de las últimas décadas ha servido para que el género humano, especialmente el de origen occidental, no sólo sea más “decano” y saludable en su supervivencia sino también más culto en su existencia. En defi nitiva, cabe concluir que nunca como ahora la Humanidad ha dispuesto de tanta materia prima propia, de tanta sabiduría, de cara a afrontar y a superar sus permanentes retos de bienestar.

         Es inconcebible, por tanto, lo que está ocurriendo hoy día con este gran segmento de la población que representan nuestros mayores ya jubilados, concretamente en aquellos que aún conservan buenas dosis de capacidad y de talento. Parece como si de ellos -tal y como ocurriera hace cuarenta o cincuenta años- no esperáramos ninguna otra utilidad aprovechable o quehacer diario que no fueran la de estar aferrados a la familia y así cuidar de la “prole”, cocinar, coser y planchar, solucionar alguna chapuza doméstica… Y, en el ámbito externo, acudir al hogar de la tercera edad de turno, disfrutar de una excursión o “viajito” del Inserso, pasear y tomar sol… ¡Cuánto caudal de vitalidad, de tiempo, de energía y de erudición sin optimizar con el bien común!

         Quede claro que el interés de quien suscribe estas letras no persigue la idea de que se prolongue la vida laboral de nuestros congéneres más maduros -en detrimento de los jóvenes y no tan jóvenes-, ya que sobre esta cuestión viene encargándose el Estado con la gradual e implacable ampliación de la edad de jubilación. Tampoco ha de interpretarse que nuestros patriarcas deban de desatender totalmente sus actividades particulares o sus responsabilidades familiares en favor de otros menesteres de relativa incumbencia.   

SIEMPRE  HAY  QUE HEREDAR  EL  SABER DE  LOS  MAYORES

         Partiendo del voluntarismo más libre y de la complementariedad más absoluta, con ELLOS se deberían procurar o disponer dos objetivos a la vez: por un lado, la posibilidad de mantener una plena y útil realización de quienes creen que ya lo han hecho todo en su existir y por otro, gracias a la susodicha realización, que la sociedad se beneficie de un altruista, plural, exclusivo y necesario gran servicio, de un don patrimonial único llamado “sabiduría”.

         La convulsa época actual, con tantas prisas y con tantas mediocridades, no puede prescindir de gente valiosa que, como nuestros mayores, seguro aportarían suficientes dotes de experiencias y de conocimientos para solventar la grave crisis de sabios valores en la que nos hemos metido. Día tras día se hace más indispensable heredar el “saber” que atesoran para así rescatar muchas de las virtudes humanas perdidas o en desuso.  Decencias que se han ido quedando por el camino de la engañosa “prosperidad” y a la que burdamente hemos pretendido alcanzar durante los últimos lustros.

Claro está que para que se den ese fundamental voluntarismo y esa obvia complementariedad en el vivir de quienes peinan o no peinan canas, los todavía no “jubilados” deberíamos arbitrar, bajo la tutela de las instituciones públicas y privadas, una serie de medidas, de motivaciones, de compensaciones, de reconocimientos y de facilidades que propiciaran su disponibilidad y ejercicio, de tal manera que todos fuéramos beneficiados, sin menoscabo de nadie.

Buen paradigma de esta eficiencia social a dimensionar se viene produciendo en bastantes ONGs, como los bancos de alimentos u otras entidades solidarias, en las que el quehacer de muchos de nuestros padres o abuelos está siendo modélica.

Y… ¿Por qué no ampliamos el campo de acción a otros ámbitos? El educativo, por ejemplo, es un sector estratégico primordial para que en centros escolares y universitarios también irradie el curtido saber, mezclándose con la joven sabia. Asimismo podríamos decir del sanitario, del artístico, del técnico, etc.

GONZALO  FAUSTO:  HOMBRE  SABIO  Y  BUENO

Jornadas atrás tuve el privilegio de compartir programa de televisión (*) con un “retirado” profesional de la información y de la comunicación periodística. Gonzalo Fausto, maestro de la prensa, de las agencias de noticias y de la radio, fogueado en tierras cordobesas, jienenses, extremeñas, norteafricanas y malagueñas, de condición siempre humilde y persona con virtudes en serio peligro de extinción, a sus casi 86 años de edad me dio toda una lección de noble Humanidad. Reacio en un primer momento a mi invitación televisiva de grabar cuarenta minutos de improvisada charla, fue decirle que los nietos bien merecían tener semejante recuerdo de su abuelo y el entrañable Gonzalo quedó entonces “touché”, no pudiendo ya mantener su inicial reticencia.    

Sensibilidad, agudeza, pulcritud, lucidez, inteligencia, modestia, madurez, viveza, cultura, ilusión, elegancia, generosidad, señorío, excelencia… Seguro que me quedo corto con tales epítetos para describir el exquisito magisterio de honorabilidad que mi longevo amigo puso de manifiesto ante las cámaras y micrófonos de los fascinados compañeros técnicos. Sublime recuerdo que, por suerte y al menos, ha quedado testimoniado también para gozo y aprendizaje de quienes no tenemos la fortuna de ser uno de los cuatro envidiados nietos del admirado Gonzalo Fausto.

A tenor de este prototipo de hombre sabio y bueno, alguna vez nos hemos preguntado ¿Cuántos Gonzalo tenemos en el alrededor más cercano? ¿Cuántos niños, muchachos e incluso adultos se están perdiendo, nos estamos perdiendo la útil sabiduría de nuestros mayores? ¿Cuánto potencial humano venimos desaprovechando porque la “moderna” sociedad no tiene en cuenta ni se plantea la competencia que siempre pueden prestar sus seres más veteranos? No me extraña, pues, que la crisis actual sea tan profunda y tan carente de valores.  

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(*) El programa televisivo "Cosa  de  dos", con  Gonzalo  Fausto  como invitado, será emitido por  Digital  Costa  del  Sol-TV  (canal 22 de TDT)  y  Antakira-TV (canal 31 de TDT)  el  lunes, 11  de  marzo, a  las  22'10  horas  y  por  Internet, online,  pinchando  la  siguiente  dirección: http://www.costadelsoltv.com/?page_id=33



domingo, 17 de febrero de 2013

Jesús Castellanos: pasión y comunicación


          “Aquel avispado joven de baja estatura y de sigilosa presencia era un torrente de comunicación, de hábil oratoria, de agudeza imaginativa, de sensata valentía… Manantial de sabiduría y de sentimiento… Es bastante probable que nuestro llorado e irrepetible Jesús Alberto Castellanos Guerrero sea el cofrade que más positivamente haya influido y trabajado durante los últimos treinta años en el devenir y en la realidad actual de la Semana Santa Malagueña”. 

          Fue gracias al también desaparecido Agustín Clavijo con quien, a raíz de una de las muchas y elogiables actividades culturales/divulgativas que en favor de nuestra Semana Santa lideró aquel añorado e incansable profesor universitario, llegué a conocer al querido Jesús.

          La década de los pasados años ochenta estaba recién estrenada y por entonces afloraba un joven sector, crítico, apasionado y comprometido de la Málaga cofrade que, de descarada manera, iba abriendo en su “tradicional” seno un proceso revisionista creando/rescatando -al igual que otras muchas acciones- distintas corporaciones nazarenas, llamadas popularmente “nuevas cofradías”. Entre aquellos atrevidos muchachos, además de contar con la rica complicidad de significados veteranos como Lola Carrera, el padre Gamez, Rafael Pérez-Cea, etc., se encontraba el amigo Jesús siendo uno de los más capacitados, generosos y sinceros.

          A todo este cúmulo de circunstancias, quien suscribe estas breves líneas tuvo la suerte, en compañía de otros osados jovenzuelos, de poner en marcha diversas iniciativas mediáticas, tales como la realización de los primeros programas “Cruz Guía” en COPE-Málaga, la refundación del órgano agrupacionista “La Saeta”, la revulsiva programación semanasantera de la Cadena SER y las televisivas retransmisiones procesionales de las hoy extintas Canal Costa del Sol y Canal Málaga. 

          En todos estos materializados proyectos, de una manera más o menos activa, siempre estuvo como entusiasta colaborador el bueno de Jesús. Intuitivo sabedor de la importancia que los medios informativos tienen a la hora de poder influenciar en el por entonces inmovilista mundo de las hermandades y cofradías, aquel avispado joven de baja estatura y de sigilosa presencia era un torrente de comunicación, de habilidad oratoria, de agudeza imaginativa, de sensata valentía… Manantial de sabiduría y de sentimiento, especialmente cuando su voz sonaba en la Ser y la transparencia de sus honestas reflexiones provocaban dispares sensaciones entre los miles de fieles oyentes. Sus intervenciones, como complemento a las del resto de aquellos otros inolvidables pioneros colaboradores (Fernando Espinosa, Kiko Romero, Joaquín Fernández Doblas y los citados Lola Carrera, Rafael Pérez-Cea y Agustín Clavijo), fueron seguidas con harta expectación, generando singulares controversias entre algún que otro “fáctico” círculo cofradiero (Paco Toledo puede dar buena fe de ellas cuando fue presidente de la Agrupación). Por tanto, permanecer indiferente ante los razonados criterios de aquel sagaz hermano de “La Estrella” y luego también de los “Dolores del Puente” era casi imposible y así ha venido ocurriendo hasta el último día de su ejemplar existencia. 

          En las referidas impactantes transmisiones radiofónicas Jesús Castellanos podía gustar o disgustar -y gustó a la abrumadora mayoría de radioyentes-, sin embargo muy pocos y muy “señalados” fueron los que llegaron a cuestionar que sus francas palabras y argumentaciones no estuvieran llenas de autenticidad, de lucidez y de afán constructivo. 

          El tiempo, Cuaresma tras Cuaresma, ha ido dando sobradas razones a aquellos “revolucionarios” criterios suyos (y de muchos más); y todos ellos, unidos a sus magníficas aportaciones históricas, artísticas y gestoras, así como a su extraordinaria capacidad de trabajo, a su responsable compromiso con Málaga y a su gran calidad humana, es bastante probable que hayan contribuido a que nuestro llorado e irrepetible Jesús Alberto Castellanos Guerrero sea el cofrade que más positivamente haya influido y trabajado durante los últimos treinta años en el devenir y en la realidad actual de la Semana Santa Malagueña.

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Artículo publicado en La Saeta, de Otoño, órgano oficial de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, tercera época, nº 50, Málaga, 2012.

miércoles, 13 de febrero de 2013

¡Buxarrais también renunció!

Sin querer entrar en ningún tipo de agravio comparativo entre las respectivas renuncias del Papa Benedicto XVI y la del que fuera Obispo Málaga, monseñor Buxarrais, el asimismo inesperado adiós pastoral que hace ya más de dos décadas llevó a cabo don Ramón igualmente estuvo basado en razones de “incapacidad”. Su comunicado personal del 11 de septiembre de 1989 dando a conocer a los malagueños tal decisión fue también de aproximada naturaleza a las razones esgrimidas por el todavía hoy Santo Padre.

Bien sabe Dios que no comulgo mucho con su supuesta Iglesia Católica. Siempre procuro ser todo lo respetuoso que se puede con Ella, si bien, mis convicciones han ido derivando en creer más en las personas como tales que en las propias instituciones. Y cuando me refiero a las “personas” a priori no excluyo absolutamente a nadie, aunque lleven o no lleven sotana en sus vestimentas.

LA  RENUNCIA  DE  BENEDICTO  XVI  TRAE  CIERTO  AIRE  DE “NORMALIDAD”  Y  DE  “MODERNIDAD”  A  LA  IGLESIA

Desde una perspectiva más humana que divina, quiero reflexionar sobre el hecho histórico que Benedicto XVI protagonizaba días atrás al anunciar al mundo católico y no católico su voluntad de no seguir siendo Papa, después de haber estado sucediendo al primero de los apóstoles durante ocho años. La razón de “no tengo fuerzas para ejercitar de modo adecuado el ministerio petrino”, avalada “por la edad avanzada” (86 “abriles” cumplirá en abril) y así “reconocer mi  incapacidad”, fue el motivo fundamental que Joseph Ratzinger esgrimió en su sorpresiva y exquisita comunicación (http://xurl.es/ajzed). Una renuncia nada habitual ya que han tenido que pasar casi seis siglos, desde Gregorio XII en 1415, para que volviera a provocarse algo similar en el Vaticano.

Así pues, desde el pasado 11 de febrero, la comprensión sobre la trascendental -y a la vez lógica y natural- decisión del Obispo de Roma viene siendo prácticamente unánime. Nadie o muy pocos han osado cuestionar su proceder, así como el posterior retiro espiritual que ha elegido en una residencia o monasterio para acabar sus últimos días de vida orando por la Humanidad.

Por lo demás, los elogios en favor de la insólita voluntad del anciano Papa le están dando de camino a la vetusta institución eclesiástica un aire de “normalidad” y hasta de aparente “modernidad”, signos éstos que no vendrían nada mal que siguieran prodigándose y dando paso a otros de superior relevancia para que la llamada “barca de San Pedro” obtenga un adecuado paralelismo y afinada sintonía con una realidad social más mayoritaria y cotidiana posibles.

Sin embargo, pese a ser meritorio y excepcional el reconocimiento de su incapacitada fortaleza humana y, por ella, la opción de abandonar el vitalicio y divino cargo papal -eso sí, contraviniendo la tradicional creencia católica de que el Sumo Pontífice es elegido por el Espíritu Santo ¿?-, la honesta determinación del religioso alemán no ha de considerarse como algo inusual en las conductas habidas dentro de la jerarquía clerical.

Es curioso, y a la vez triste, comprobar cómo en la vida han de ocurrir ciertos aconteceres para, gracias a ellos, poder recordar y poner en valor otros hechos de parecidas características que con el paso del tiempo han ido engrosando los imaginarios libros del olvido o de la indiferencia.

Por ejemplo… ¿Se acuerdan ustedes del que fuera obispo de Málaga, Ramón Buxarrais Ventura?

LA  “INCAPACIDAD”  Y  LA  HUMILDAD  DE                                                     DON  RAMON  BUXARRAIS

Aquel bien plantado catalán, tras muchos años de valeroso misionero en el andino Chile y en la profunda Argentina, llegó a la diócesis malagueña en 1973 y hasta 1991, durante dieciocho años, estuvo ejerciendo como prelado del lugar. Desde un primer momento y también hasta su  “renuncia” diocesana, la personalidad y vida del siempre singular mitrado nunca pasaron desapercibidos. Sus famosas “Cartas a Valerio”, llenas de compromiso social y espiritual… El gran impulso que le prestó a Cáritas para ser más útil a los necesitados… La permanente disponibilidad piadosa que mostraba, llegando a hacer realidad lo de “ser amigo de los amigos”…  El predicar con el ejemplo de humildad, trasladándose del pomposo Palacio Episcopal a vivir en un piso del obrero barrio de Carranque… Su definitivo y total acercamiento al mundo cofrade, abriendo las puertas de la Catedral a las Hermandades que desearan hacer estación de penitencia…

Sin querer entrar en ningún tipo de agravio comparativo entre las respectivas renuncias del Papa Benedicto XVI y del Obispo Buxarrais, el asimismo inesperado adiós pastoral que hace ya más de dos décadas llevó a cabo don Ramón igualmente estuvo basado en razones de “incapacidad”. Su comunicado personal del 11 de septiembre de 1989 dando a conocer a los malagueños tal decisión fue también de aproximada naturaleza a las razones esgrimidas por el todavía hoy Santo Padre, si bien, le pilló bastante más joven al contar con 62 años de edad: “…debo comunicaros que el motivo sobre el que he basado la renuncia no es otro que el de mi resentida salud física, así como otras razones personales que hacen incompatible mi capacidad con las urgentes necesidades pastorales de la Diócesis”. Y terminaba el escrito mostrando un rasgo más de su inherente humildad, pocas veces visto por entonces en personajes de semejante notoriedad pública: “Al agradeceros, queridos diocesanos, la colaboración y el afecto recibido durante estos dieciocho años que he dedicado a vuestro servicio, os pido también perdón por las deficiencias en el ejercicio del ministerio episcopal y por los sufrimientos que os hubiera podido causar injustamente. Orad por mí, así como yo lo seguiré haciendo por vosotros” (http://xurl.es/2bt1v).

De tal modo, sin una letra o palabra de más, sin acto alguno privado o público que le homenajeara o que le despidiera de Málaga -porque así lo quiso de manera voluntaria-, el bueno de don Ramón no sólo se fue a Melilla a rezar por todos sino que, además, volvió para ser cura y ejercer en primera línea de disponibilidad y de trabajo. Desde aquel 1989 y todavía hasta hoy, con ochenta y cuatro años a sus espaldas, el emérito obispo viene desempeñando raso sacerdocio como capellán del Centro Asistencial de las Hijas de la Caridad, dedicado a cuidar de las personas más discapacitadas, y también a ser responsable-capellán de la Pastoral del Centro Penitenciario y consiliario del Voluntariado de Prisiones, que tiene por finalidad atender a los presos de la cárcel melillense.

MALAGA  Y  LOS  MALAGUEÑOS  ESTAN  EN  DEUDA                            CON  SU  ANTIGUO  OBISPO

Estamos en 2013 y con la perspectiva que brinda el tiempo pasado, uno piensa que la marcha de monseñor Buxarrais al otro lado del Mediterráneo, a pesar de su negativa a cualquier reconocimiento personal, tuvo una subyacente dosis de indolencia y de ingratitud por cuenta de ciertos sectores de la sociedad malagueña en general. Muy escasas fueron las muestras públicas de gratitud y de halago ante el balance final de su quehacer diocesano. Es más, creo que una buena parte de la élite dirigente local, provincial y regional de aquellos años setenta, ochenta y noventa (responsables institucionales, políticos, empresarios, famosos y hasta distinguidos clérigos) debió sentirse aliviada porque, a raíz de su renuncia, algunos recuperaron cuotas de protagonismo perdido e, incluso, otros dejaron de tener habituales sonrojos ante las agudas críticas que, ya fueren desde el púlpito o desde los medios de comunicación, expresaba el siempre atrevido y comprometido religioso.

Me comentan de buena fuente que es muy posible que, para antes de Semana Santa, don Ramón vuelva definitivamente a su Málaga obispal, dado que la longeva edad de su cuerpo y de su mente ya requieren oportunos cuidados y atenciones. Parece que la residencia de mayores El Buen Samaritano, sita en Churriana, será su próximo hogar, después de que en Melilla se hayan exprimido las postreras gotas de la vital energía que siempre o casi siempre le ha acompañado.

Justo y necesario es todavía, pese a su obstinado pesar, que los malagueños no dejemos que el destino o la divinidad se lleven al bueno de Buxarrais en su decisivo e involuntario “renuncio” final sin que antes y cuanto antes, de alguna forma posible, se le tribute un reconocido y perdurable homenaje. Un testimonio de admiración y de afecto social... Un “algo” de sincero agradecimiento por la bienhechora labor que desarrolló cuando durante dieciocho años estuvo al frente de la difícil y compleja Diócesis malacitana, sin olvidar -claro está- el gran servicio prestado a lo largo de las dos últimas décadas con los encarcelados y con los discapacitados melillenses.

Yo no sé si, en su definitiva despedida papal, a Benedicto XVI lo van a honrar con un ceremonial más o menos público y más o menos solemne. No imagino qué organizará el Vaticano el próximo día 28 de febrero para enaltecer o no la figura de un, cuanto menos, trascendental Pontífice. Hágase lo que se haga, más de medio mundo estará pendiente de tan importante e histórico suceso. En esa jornada, además de ver por televisión tan significativo acontecimiento, yo también miraré a mi alrededor más cercano y puede que me acuerde de don Ramón. Un hombre extraordinario que se entregó de lleno a los malagueños y al que tuve la suerte y el privilegio de conocer, de tratar y hasta de pregonar su apostolar figura en el Teatro Cervantes de la capital. Sí, seguro que rememoraré muchas situaciones inolvidables vividas junto a él y presumo que, entre una y otra imagen televisiva del Papa mostrando su sentido adiós, no podré quitarme de la cabeza ni tampoco del corazón aquella otra lejana decisión del que fuera Obispo de Málaga. ¿Lo recuerdan?: ¡Buxarrais también renunció!.


domingo, 10 de febrero de 2013

"¡Yo, así, ya no voto!"

La partitocracia, con su insaciable “hambre” de potestad y de hegemonía, se ha apoderado de nuestras hasta ahora cómodas voluntades y pasivas actitudes. Los partidos políticos están “devorando” nuestro destino, bajo el amparo de una supuesta democracia que tiene un claro diagnóstico de “mórbida obesidad”.


El “tsunami” de escándalos públicos que de un tiempo a esta parte viene asolando la vida política e institucional española es, como mínimo, para cuestionarse el vigente ordenamiento legislativo que regula nuestro gobierno y convivencia, desde la misma Carta Magna y hasta cualquier normativa que controle la división de poderes, el sistema electoral o las propias estructuras del Estado, por decir algo.


NUESTROS  “S-ELECTOS”  GERIFALTES SE HAN  TRANSFORMADO  EN  AUTENTICOS  “GALLOS  DE  PELEA”


A medida que se van destapando más y más casos de presuntas corrupciones e indecencias por parte de muchos de quienes ostentan nuestras representaciones sociales -unos setecientos cincuenta sumarios están siendo actualmente instruidos en los juzgados-, el distanciamiento entre ciudadanía y clase dirigente se va acentuando de irreversible manera. Quienes en tiempos difíciles como ahora deberían ser modelo de confianza, de ejemplaridad y de eficiencia para la sociedad, un elevado número de ellos -ya estén gobernando o anden en la oposición- se han convertido en un problema añadido de supuesta inseguridad, de sospechosa perversión y de achacable incompetencia. Lejos de centrarse en unir voluntades y de volcar todas las energías para hacer frente a la consabida crisis económica y así defender a los sectores más débiles que la padecen, nuestros “s-electos” gerifaltes se han transformado en auténticos “gallos de pelea”, demostrando tener un cegado ánimo de destrucción del adversario, sin importarle el estado de cosas que afectan a los sufridos electores: paro, pobreza, desmoralización…


¡A estos “gallitos” les pueden más el vehemente uso de sus afilados espolones que aplicar el sentido del deber en favor del bien común!  

  
Si durante el arranque democrático de los años setenta y ochenta del pasado siglo, las leyes y los políticos de entonces pudieron estar a la altura del deseado cambio social, tres décadas después se está poniendo de manifiesto que tal legislación ya no tiene validez. Y no tiene utilidad porque, por un lado, los tiempos no son los mismos y, por otro, porque los mandatarios de antes tampoco eran como son los de ahora. Parece evidente que las herramientas de ejercicio y de control democrático se han oxidado y todo lo que no sea abrillantarlas y engrasarlas, incluso cambiarlas, seguirá provocando chirríos con situaciones y personajes que poco a poco nos sumirán en el caos más absoluto.

YA  VA  SIENDO  HORA  DE  TENER  LA  DECIDIDA  VOLUNTAD  DE REFORMAR  LA  CONSTITUCION


Llega, por tanto, el momento de reparar o de hacerse de nuevos “utensilios” para procurar una democracia más social, más sólida y más útil. Ya va siendo hora de tener la decidida voluntad de reformar la Constitución y con ella, como acción básica, de apostar por una ley electoral lo más justa posible que, por ejemplo, no permita distingos entre los españoles y se evite que un voto nacionalista suponga el doble o el triple de valor que el de otra circunscripción… Que las listas a votar sean abiertas y comunes a todos los candidatos… Que nadie pueda estar más de ocho/doce años al frente, al lado o en la equina de una institución pública, ya sea por vía electiva como por vía de confianza… Que haya segundas vueltas en las urnas para facilitar la gobernabilidad y así erradicar los “pasteleos” de los partidos políticos… Que las premisas de aplicación del sistema D’Hondt no favorezcan tan descaradamente a las grandes formaciones electorales…


Además, también es tiempo de implantar una normativa que exija a nuestra élite gobernante el cumplimiento de sus promesas electorales, estableciendo las adecuadas garantías para que, en caso de fraude electoral, se le demande responsabilidades… Que en situaciones de malversación de fondos públicos, de enriquecimiento personal injustificado o de otra negligencia de índole económico-institucional se arbitren las leyes oportunas que obliguen a los infractores, cuanto menos, a la devolución íntegra de las cantidades desfalcadas y a las indemnizaciones preceptivas por los daños y perjuicios causados… Que la consabida transparencia en la gestión de cualquier administración sea un principio básico y no un voluntarioso mérito... Que los partidos y las organizaciones empresariales y sindicales se financien en base a una normativa diáfana, controladora y limitadora de cuantías que, entre otras contemplaciones, impida donaciones de favor u otros ingresos de dudosa intencionalidad...  


Si de verdad se quiere regenerar a nuestra “maltrecha” democracia y recuperar la confianza perdida del electorado o de la población en general, a estas alturas de la “pesadilla” no caben medias tintas. Cada vez hay más personal harto de tanta falsedad. Su desengaño es tan grande que ya no se fía de nada y tampoco de nadie. El desánimo imperante es tal que muchos se cuestionan seguir haciendo uso de las vigentes “reglas del juego” ¿democrático? porque no solo éstas demuestran ser ineficaces para cambiar el panorama actual de nulidad que nos aflige sino que, además, parecen favorecer la degradante y putrefacta dinámica que soporta nuestro ya adulto sistema de libertades.


LOS  PARTIDOS  POLITICOS  SON  HOY  DESCARADOS  FILTRADORES, AMORTIGUADORES  E  INTERPRETADORES  UNICOS  DE  LAS INQUIETUDES  DE  LA  SOCIEDAD


Siempre se nos dice que el ejercicio de votar es un acto cívico que, entre otras consideraciones, nos da derecho a poder criticar. Perfecto. Sin embargo, lo importante no es el acto de votar por votar. Lo importante no es el hecho de criticar por criticar. Lo verdaderamente importante es votar y criticar en plenitud de las máximas cuotas de libertad y de acción, de tal forma que los partidos políticos no sigan siendo descarados filtradores, amortiguadores e interpretadores únicos de las inquietudes de la sociedad. Sus dirigentes han evolucionado de tal manera que la consecución y el mantenimiento del “poder” se han convertido en los principales objetivos de sus quehaceres, en una obsesión de ser o no ser, quedando ¿extinguido? el noble afán de servicio y de generosa entrega en favor de la colectividad. No es de extrañar, pues, que la gente siga apartándose progresivamente de ellos y esté buscando otros cauces para intervenir en lo público y en lo social mediante la creación de los llamados “grupos de presión”. La partitocracia, con su insaciable hambre de “potestad” y de “hegemonía”, se ha apoderado de nuestras hasta ahora cómodas voluntades y pasivas actitudes. Ella y ellos están “devorando” nuestro destino, bajo el amparo de una supuesta democracia que tiene un claro diagnóstico de “mórbida obesidad”.


En definitiva, si el voto y la crítica no conllevan una adecuada revisión y mejora permanente de nuestros modelos de gobierno, de justicia y de legislación para hacerlos más eficientes a las necesidades de la ciudadanía, entonces tales derechos dejan de tener fundamento. ¿Para qué sirven, pues, mi juicio y mi sufragio hoy? Dadas las circunstancias, prefiero ser consecuente con las reflexiones expuestas y, como todavía creo ser dueño de ellas, he llegado a la decisión personal de que, por lo pronto, “yo, así, ya no voto”.   

domingo, 3 de febrero de 2013

¡Qué bonito es "Fitú"!

          Sirva de vanidoso ejemplo el sonrojante "rebote" que el célebre guitarrista gaditano Manolo Sanlúcar pilló en FITUR durante la presentación informativa que la Diputación Provincial de Málaga llevó a cabo en el stand del Patronato de Turismo de la Costa del Sol para dar a conocer la III Bienal de Arte Flamenco. Se levantó el músico de aflamencada manera y, dirigiéndose en alto a una mujer que estaba en primera fila, dijo: ¡“Ana,  vámono  ya               d´aquí,  que uno  e  señó  hacta  que  lo  dejan”!


          Para bien de nuestra maltrecha economía, dicen los entendidos que el turismo viene siendo el único sector productivo que está manteniendo el tipo de cara a la hoy difícil generación de riqueza. Cuando casi todo lo hasta ahora existente se tambalea e incluso se desploma como la construcción, la industria turística, la de los hoteles y campings, restaurantes y chiringuitos, museos y corridas de toros, aviones y burros taxis, campos de golf y calles chancleteras, yates e hidropedales… La industria turística, como digo, es la que ilumina con cierta nitidez el oscuro presente que ensombrece el horizonte económico de nuestro país.

EL   MERCADEO  DE  FITUR   Y   SU   INCOMPARABLE   CUADRO   DE  “VENDEDORES & ACTORES”

          Recientemente, la capital española de la villa y “re-corte” ha sido un año más -y ya van 33 ediciones- escenario de la Feria Internacional del Turismo (FITUR). En ella, por espacio de cinco días y en una superficie total de 56.000 metros cuadrados, alrededor de 160 países de todo el mundo volvieron a mostrar sus renovadas excelencias naturales, culturales y humanas para de tal modo procurar atraer al mayor número posible de turistas. Junto con la World Travel Market de Londres y la ITB de Berlín, FITUR volvió a ser ese tercer escaparate europeo, cada vez más venido a menos por la crisis, donde los estados y las empresas compiten y gestionan anualmente sus potencialidades y negocios turísticos, dando la escénica impresión de que en el mundo todo son idílicos paisajes, gentes muy guapas, maravillosas comidas, músicas embriagadoras y monumentos espectaculares. Y la verdad es que, visto así el planeta Tierra, uno no tiene más remedio que decir: ¡Qué bonito es “Fitú”!

          En otro orden de cosas, cierto es que con las nuevas tecnologías este tipo de mega eventos promocionales y comerciales relacionados con el turismo están perdiendo poco a poco parte de su razón de ser. Si antaño lo fundamental de ellos era “mercadear” de manera directa y personal con las novedosas y mejores ofertas y también con los novedosos y mejores destinos, ahora a celebraciones como FITUR se suele ir con los “mercadeos” prácticamente hechos gracias a las eficaces operatividades que nos brinda hoy día Internet.

          Todo lo demás, los casi cien mil “profesionales” del sector que según la organización se dan cita para “trabajar” en la feria madrileña, conforman una multitudinaria y heterogénea “compañía teatral” en la que abundan los mandatarios públicos (príncipes, ministros, presidentes y consejeros de autonomías, directores generales, eurodiputados, senadores, parlamentarios nacionales y autonómicos, presidentes de diputaciones, diputados provinciales, presidentes de mancomunidades de municipios, alcaldes, concejales, directores de área…), políticos (de partidos y de partidillos, renegados, expulsados, expedientados, aspirantes, meritorios y de por libre), presidentes de organizaciones sectoriales (de los colectivos más “chichinabos” a imaginar, arropados por sus respectivos miembros de junta, gerentes, jefes de prensa, asesores, administrativos, secretarias, azafatas…), empresarios (de multinacionales y de multilocalidades, incluidos los de merenderos de tercera línea de playa y hasta constructores que no construyen), sindicalistas (de toda la vida, de toda la vida y de toda la puñetera vida), periodistas (enviados especiales de los medios subvencionados y no subvencionados más mejores de la causa turística, destacando los de hojas parroquiales de templos costeros) y, como colofón, personajes famosos y famosillos (presentados con caspa o sin caspa pero, obviamente, la mayoría con mucho “glamur”).


          Saludos y abrazos, intercambios de tarjetas, presentaciones por doquier, comitivas "aboatadas", fotos por aquí, entrevistas por allá, la "repera" de tablets en dedos inexpertos, dolores de pies, cartelería que va y que viene, móviles sobando las orejas, mostradores atiborrados de folletos, actuaciones artísticas vistas y no vistas, apreturas, bullas, prisas y calores “pa reventá”… En definitiva: ¡Todos a por el turismo y todo sea por el turismo!

          Y lo cierto es que, ante tan supuesto y extraordinario “todos a una” en favor de nuestra industria turística, de nuevo hay que reafirmarse: ¡Qué bonito es “Fitú”!

          Sí. La Feria Internacional del Turismo de Madrid se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo, y de especial manera con relación a la presencia de las numerosas delegaciones españolas, en un gran escaparate de apariencias y de vanidades humanas. Parece que aquellos que no van a FITUR no existen y, por tanto, tal ausencia puede luego pasarles factura, precisamente por eso, por no poder “facturar” todo lo que después ellos quisieran.

EL  ESFUERZO  DE  TORREMOLINOS   Y   SU   TERCERMUNDISTA  ESTACION  DEL   TREN  DE   CERCANIAS   DE   RENFE

          Está claro que muchos de los esfuerzos promocionales que se llevan a cabo son meritorios, tal es el caso del Ayuntamiento de Torremolinos que, contra viento, marea y crisis, sigue manteniendo una sobresaliente presencia en esta primera muestra turística española. Su tradicional cena del “pescaíto” y el magnífico stand ferial que año tras año organizan son ya un santo y seña en FITUR.

          Sin embargo, no deja de ser algo baldío tanto sacrificio y tanto empeño en mostrar un Torremolinos excelente -que lo es-, cuando los turistas, motivados por esos y otros fantásticos reclamos, llegan en el tren de cercanías de RENFE a la localidad costasoleña, procedentes de la majestuosa terminal del aeropuerto Pablo Ruiz Picasso o de la envidiable estación AVE María Zambrano. Nada más salir de los vagones, ávidos por encontrarse con algo cercano al “paraíso vacacional”, los deseados visitantes se están dando de bruces con un tercermundista “apeadero” férreo subterráneo, propiedad y responsabilidad del organismo público ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). En él impera el deterioro y el abandono, con falta de ascensores y de suficientes escaleras mecánicas, de sombría y lúgubre iluminación, con aire irrespirable, de paredes sucias y desconchones de diversos tamaños, con cables visibles por cualquier lugar y dotado de una decoración y mobiliario lamentables. Todo lo cual, cuanto menos, debe de confundir a los sorprendidos y decepcionados viajeros de turno al pensar ellos que, ante tanto despropósito junto, no han tenido más motivo que equivocarse de estación, de tren y hasta de país, imaginando que quizás pudieran haber cruzado submarinamente el Mediterráneo para terminar apeados en cualquier lugar del norte de Africa.

          Para más inri, RENFE-ADIF estuvieron presentes en FITUR con una ostentosa instalación, poniendo de manifiesto el "descarrile" de sus presuntas "sensibilidades" turísticas. ¡Menuda jeta!

          Torremolinos, por muchas ferias a las que se vayan con sabroso “pescaito” nuestro y con espléndido stand, merece una digna “puerta” de entrada al turismo para así evitar falsas apariencias en el soberbio escaparate de sus excelencias a promocionar.

          En cuanto a las vanidades que afloran en el macro certamen madrileño, éstas se superan unas a otras y edición tras edición, máxime cuando las habituales alegrías económicas de antaño están pasando a la historia y el presente viene dado por las consabidas limitaciones presupuestarias de las instituciones públicas e iniciativas privadas.

LA  VANIDAD  Y  EL  “REBOTE”  DEL   GUITARRISTA   MANOLO  SANLUCAR

          Sirva de vanidoso ejemplo “fiturero” el sonrojante rebote que el célebre guitarrista gaditano Manolo Sanlúcar pilló durante la presentación informativa que la Diputación Provincial de Málaga llevó a cabo en la deprimente sala de prensa habilitada en el stand del Patronato de Turismo de la Costa del Sol para dar a conocer la III Bienal de Arte Flamenco. Unos seis o siete medios de comunicación acudieron a semejante comparecencia periodística, la cual estuvo compartida entre el presidente del ente provincial malagueño, Elías Bendodo, y el sabicas de Barrameda.


          La intervención del presidente Bendodo duró unos siete minutos, prodigándose sobre el “milagro” que para este año había supuesto confeccionar un programa de gran nivel artístico que, contando con un presupuesto de sólo 250.000 euros, conllevará la celebración de 50 espectáculos nada menos y con las actuaciones de 200 artistas nada más.

          ¡Cuánto ha bajado el caché económico de los flamencos!

          Acto seguido tomó la palabra el conocido guitarrista sanluqueño y desde un primer momento comenzó a disertar sobre la pureza del arte más auténtico de nuestra tierra. Que si esto… Que si lo otro… Que si por aquí… Que si por allá… Estaba claro que el hombre se encontraba a gusto con su oratoria, si bien, parecía haber perdido la medida del tiempo y también desconocer la singularidad del lugar donde se encontraba.

          Al cabo de cinco minutos de ilustrado flamenqueo, una de las dos únicas televisiones asistentes a la rueda prensa debía marcharse a otra convocatoria informativa y, como suele ser habitual en situaciones de prisas y de escasez de medios, el operador de cámara en cuestión recogió delicadamente de la mesa de oradores el consiguiente micrófono, eso sí, ante la incisiva mirada de don Manuel.

          Pasaron unos tres/cuatro minutos más y el afamado concertista siguió disertando, siempre sin pregunta alguna, sobre sus interesantes teorías flamencas. Hasta que de nuevo se volvió a producir la incómoda situación de tener que retirar el restante micrófono televisivo por idénticas circunstancias que en la primera ocasión. Nada más ser quitado el artilugio de suave manera, y quedando ya en boca del mosqueado músico un solo micro que -para colmo- era el de los altavoces de la sala de prensa, el de Sanlúcar ya no pudo contener más su humana vanidad. Pese a que en la dichosa presentación de la Bienal continuaron en la sala otros periodistas sin micrófonos en ristre y demás personas interesadas, el virtuoso intérprete explotó profiriéndole al atrevido compañero cámara:

          ¡“Oye, mira, ya de camino llévate también ecte otro cachchcharro”!

          Se levantó el compositor de “aflamencada” manera y, dirigiéndose en alto a una mujer que estaba en primera fila, expresó:

          ¡“Ana, vámono ya d´aquí, que uno e señó hacta que lo dejan”!

          La perplejidad se hizo presente entre los asistentes, incluyendo al propio Elías Bendodo que, como político que es, hizo gala de tener buena "pachorra" ante tan embarazosa situación. Es más. En un impasse de este altanero y vanidoso desplante protagonizado por el ya muy canoso “genio y figura” de las seis cuerdas, alguien del público asistente alzó la voz intentando poner un poco de normalidad a la desatada tensión:

          ¡Permítame una pregunta, maestro!

          Y Manolo Sanlúcar, ni corto ni perezoso, con arrogante estilo, espetó:

          ¡“El maectro ya no ectá en ecte lugá p´aná”!

          Yo no sé si, después de semejante "espantá", el reconocido guitarrista continuará formando parte del programa de la Bienal de Arte Flamenco de Málaga. Convendría echar pelillos a la turística mar. De cualquier manera, sirva el incidente narrado -real como la vida misma y no sé por qué razón no trascendido por los medios testigos- para seguir abundando en “lo bonito que es Fitú”.