Sería obligado ubicarse desde un primer momento
en la modesta y asequible capilla de la Virgen de los Dolores Coronada y encontrarse
cara a cara con la Señora “Guardesa” del Puente de los Alemanes
Cierto
es que hay personas que, una vez desparecidas por la “gracia” de Dios, lejos de
achicarse el recuerdo y el testimonio que dejaron en vida, muy al contrario,
continúan creciendo y habitando en el sentir y en la memoria de nosotros. El
querido Jesús Castellanos Guerrero es uno de estos seres. Su existir entre
quienes tuvimos la suerte y el privilegio de compartirlo bien merecería un
oportuno trabajo biográfico o un detallado estudio en el que se recogiera el
inmenso legado personal, artístico, cultural, histórico, religioso y universitario
que su constante abnegación por Málaga llegó a generar.
NO TODOS PODEMOS SER REFERENTES DE LO EXCELENTE
Ya digo.
Muchos fuimos los afortunados al recibir esas ricas cualidades que Jesús
atesoraba y que siempre, de manera generosa, brindaba a todos aquellos que
acudíamos a su disponible servicio. Pasado el tiempo -hace ya casi año y medio
de su repentino fallecimiento-, su ausencia es más que evidente y, aunque suele
decirse que nadie es imprescindible en la vida, verdad es que no todos dejamos una
misma estela de paradigma y de buen hacer. ¡No todos podemos ser referentes de
lo excelente!
Deseo,
pues, aprovechar esta oportunidad periodística no para adentrarme en el
virtuoso pasado del amigo Jesús. No es mi intención ser aquí y ahora humilde “altavoz”
de las sobresalientes virtudes de quien tanto aportó al mundo de las cofradías
y de la cultura malagueña en general. Me reservo para otras ocasiones. En este
sentido, invito a los habituales “doctos” de turno a que acometan el necesario menester
de profundizar y de divulgar la sublime figura de Castellanos, algunos de los
cuales -curiosamente- siguen sin reconocer sus excelencias por razones que sólo
ellos sabrán. Y es que, entre muchos de sus méritos, nuestro hombre en cuestión
tenía el don sin igual de no dejar indiferente a cualquiera: unos (la inmensa
mayoría) lo vanaglorian sin tapujos y otros (la testimonial minoría) lo
cuestionan en “voz baja”; máxime aún cuando Málaga quiso tras su inesperada
muerte que en muy corto espacio de tiempo una plazuela y un museo llevaran el
rótulo su nombre.
Por
consiguiente, a tenor de la honda huella dejada por Jesús Castellanos… Ante el maravilloso hecho de que día tras día sigue
creciendo su recuerdo y su testimonio entre nosotros… Por todo esto y más prefiero dedicar estas
letras a poner de manifiesto una serie de sensaciones y de lugares que intenten
reflejar su sentida presencia entre los muchos que lo llegamos a disfrutar y a
admirar.
SENTIDAS Y EVIDENTES
PRESENCIAS
Presencia
eterna en todos rincones de su Cofradía de los Dolores de Puente y donde en un
futuro próximo veremos la obra póstuma del trono del Cristo del Perdón, fruto
del inagotable manantial de arte que poseía.
Presencia
perpetua en la Iglesia de Santo Domingo, en cuya atmósfera de tan sagrado lugar
se presiente que podríamos ver a Jesús arreglando una canastilla de flores o
encendiendo un cirio en cualquiera de sus altares.
Presencia
notable en la sede de la Agrupación de Cofradías, en la que aún parece como si
estuviera él por sus dependencias, especialmente por el museo, el archivo o en
la secretaría, tan atareado como siempre.
Presencia
latente en el departamento de Historia de la Facultad de Medicina de nuestra
Universidad, donde entre las aulas y alumnos trataba de equilibrar/compensar la
imaginaria balanza de la obligación con la devoción, lo humano con lo divino y
lo científico con lo sagrado.
Presencia
respirable suya por las calles y plazas del centro histórico de nuestra ciudad,
especialmente en los entornos urbanos de su “maternal” calle Granada, yendo y
viniendo de un lado para otro y siempre con prisa de por medio porque “hay que estar aquí y allá”, “con esto y aquello”, “con fulanito y menganito” y “uno no vive de esto pero, bueno… ¡Qué le
vamos a hacer!”.
UNA FIGURA HUMANA
CRECIENTE
No sé… Son tantos los lugares,
las vivencias, las sensaciones que nos delatan la permanencia ascendente entre
nosotros del amigo Jesús Castellanos que, por aconsejar una referencia
preferencial para aquellos que deseen estudiar/profundizar sobre su dimensión
cofrade y malagueña, creo que sería obligado ubicarse desde un primer momento
en la modesta y asequible capilla de la Virgen de los Dolores y encontrarse
cara a cara con la Señora “Guardesa” del Puente de los Alemanes. A esta
virgencita callejera de llorosa mirada y de manos “apretás”, una de las pocas
vecinas auténticas que aún nos quedan en El Perchel, Jesús no sólo le colmó su
fe sino que además -junto con el Cristo del Perdón- la encumbró en lo más alto
de los honores eclesiásticos de la imaginería religiosa poniendo así de
manifiesto sus enormes capacidades de trabajo, de arte, de organización, de sabiduría,
de elegancia y corrección, de coherencia, de sentimiento, de entrega a los
demás, de compromiso, de sacrificio, de atrevimiento, de exquisito gusto, de
exigencia… En definitiva, de profundo amor y pasión por Málaga y nuestra Semana
Santa.
Valgan,
pues, estas pistas referenciales para sentir y conocer a Jesús Castellanos
Guerrero. Un malagueño extraordinario que su Virgen de los Dolores Coronada
dispuso de él en plenitud de virtudes. Es por ello que hoy su categoría humana
siga creciendo y habitando en el corazón y en el recuerdo, al menos, de quienes
llegamos a compartir su amistad y ejemplaridad.
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Artículo escrito para La Tribuna.org, nº 18, diciembre de 2013. http://www.latribuna.org/index.php/itribuna/cofradiasmlg/item/602-paco-garc%C3%ADa